krt krt krt krt krt krt krt krt krt krt krt krt, así es como suena teclear en Maps (con su espacio entre palabras) ‘Kowloon City’. Ya caminé, probé, olí, miré, escuché pero quiero envolverme de sus carteles desordenados, sus comidas y su memoria de nuevo.
Al hacer zoom y zoom y zoom sobre la cartografía de la península de Kowloon en Hong Kong para saltar al Street View el pegman de Google cambia. Pasa de ser el común monigote mostaza que te guía por las calles del mapa a convertirse en un avatar de estética shàonǚ fēng (少女风)-gótica-kawaii (可愛い) con una minifalda negra, botas grunge, un top ombliguero rosa y lo que podrían ser o unos moñetes altos con lazos o unas orejas furry. Como broche final un bolso-peluche cuelga de su mano derecha. Me gusta, siento que eso es lo que, de forma potencial, puede provocar Hong Kong: contagiar su personalidad (perdón pegman convencional), transformar, dar una o dos o muchas más notas de color —tal vez para estar acorde con esta ciudad luminosa, destelleante y que se atreve a divertirse desde lo estético— . Pero aunque esta teoría encaja a la perfección con la esencia del lugar, estoy equivocada.
La ciudad amurallada de Kowloon City
Nuestra ruta por Kowloon City comienza en el Kowloon Walled City Park, un parque de más de tres hectáreas que, como todo parque urbano que se precie, funciona como pulmón de la ciudad. Una gran dimensión verde y despejada que rompe con la espesura y concentración de la metrópoli, permite oír algún que otro ave y brinda la posibilidad de disfrutar de un agradable paseo entre senderos y lagos. Pero donde hoy se respira amplitud y sobriedad hace poco más de 30 años se encontraba la Ciudad Amurallada de Kowloon una anomalía urbanística y política que durante décadas se erigió como el lugar más densamente poblado del mundo.
Sus inicios datan del siglo XIX. Empezó siendo un fuerte militar chino creado para defender la bahía de la ciudad. Pero cuando en 1842 los británicos invadieron Hong Kong, la ciudad amurallada de Kowloon quedó bajo el mando chino. Un paréntesis que se erigía como resistencia al ejército británico. Tras la Segunda Guerra Mundial, nadie se quiso hacer cargo de su gobierno y quedó suspendida en un limbo, en un vacío legal.
Desde entonces, su población y, como consecuencia, el crecimiento vertical, anárquico y sin planificación urbanística fue in crescendo. Así se convirtió en una de las zonas más densamente pobladas del mundo en las que además ¡No había ley!
Tras varias décadas, en 1987 el gobierno de Hong Kong acordó derribarla y finalmente, en 1993, la hicieron desaparecer. Hoy el parque conserva un espacio que recuerda sus diversas etapas, con una maqueta de las viviendas, pero también con las puertas de piedra o el yamen del siglo XIX. Un rincón para la memoria del que, para muchos (muchísimos), fue su hogar.
Ruta contra la gentifricación
Seguimos nuestro recorrido y pronto nos acogen las colindantes calles de Kowloon City. Pequeños edificios centenarios que albergan historias y todavía conservan negocios de la época de la ciudad amurallada, como el Kwai Yue Cake. El Kwai Yue Cake es un negocio que lleva desde 1948 ofreciendo una gran variedad de dulces artesanos típicos de la ciudad china de Teochew (Chaozhou): pastel de luna, pastel de frijol negro, y hasta alguna pasta trampantojo: postres con forma de cerdo, de langosta pero que te sabrán más dulces que nunca.
Después nos acercamos hasta Ming Heung Tea, este salón y tienda de té abrió sus puertas en 1963 como una apuesta especializada en diferentes tés chinos. Cobró mucha fama por el té Chaozhou Gongfu que ellos mismos tuestan al carbón. Otra de sus especialidades es el Té Bao Bao que describen como «aromático y delicioso». La visita se convierte en un ritual.
Uno de los mejores sitios para probar las populares bolas de pescado hongkonesas es el Tak Hing Fish Ball Company, así que vamos para allí. Este negocio familiar mantiene la forma de elaboración artesanal. Si te acercas es posible ver a sus trabajadores desmenuzando pescado o modelando las esferas. También se pueden comprar muchos otros productos, como ¡chips crujientes de piel de pescado!
En una mixtura entre lo antiguo y lo moderno encontramos Tai Wo Tang Café. Fundada en 1932 esta antigua clínica de Medicina Tradicional China ha sido reconvertida en cafetería pero ha conservado partes muy relevantes del negocio histórico como los cajones donde se guardaban las diferentes plantas para hacer la mezcla necesaria para cada paciente, la decoración e incluso la ficha del médico especialista.
Para dar cierre a este recorrido comemos en el Lok Hau Fook Restaurant, especializado en comida tradicional de Teochew (Chaozhou) desde 1954 uno de los restaurantes más especiales de Kowloon City. Su enorme cartel de neón te invita a entrar a probar platos variados como medusa, sopa, intestinos, tortilla de chanquetes, entre otros. Su decoración de dragones de ojos brillantes aporta el ambiente para que la experiencia resulte perfecta.
El aeropuerto de Kai Tak
En las calles de Kowloon City siempre han cohabitado el ayer y el mañana. Desde 1925 hasta 1998 el barrio convivió con el Aeropuerto de Kai Tak. La relación entre la ciudad de Hong Kong, —y en concreto entre Kowloon City y, más en concreto, entre la ciudad amurallada— y el aeropuerto de Kai Tak ha generado muchos mitos y leyendas. Por ejemplo, hay historias que aseguran que durante el aterrizaje era posible ver con nitidez dentro de las casas de la gente, y hasta reconocer si la vecina del tercero estaba cenando sopa o el del quinto haciendo aeróbic. Aunque en los años 90 en la ciudad de Hong Kong ya había edificios de hasta 40 o 60 alturas, en los alrededores del aeropuerto de Kai Tak se intentaba respetar una altura compatible con el espacio aéreo. La ciudad amurallada, contaba con unas 14 o 15 plantas, y sus habitantes casi podían acariciar el lomo de los aeroplanos. Cuentan que los niños y niñas que vivían en la ciudad amurallalda de Kowloon sabían reconocer el modelo de avión que les estaba sobrevolando solo con escuchar el ruido: «Es un Boeing 747», imagino. Esas mismas infancias capturadas en las fotografías de Greg Girard e Ian Lambot, que jugaban, orgánicas, en su contexto de paisajes de azoteas irregulares y campos de antenas parabólicas desafiando al vértigo.
Imagen de CC Lok Cheung
Puede que estos mitos vengan de que, Hong Kong es una Rue del Percebe inmensa. Una ciudad que crece hacia arriba, porque hacia los lados no puede y que no usa cortinas. Aunque indiscreto (y con mirada turística), puedes entretenerte largas horas repasando los movimientos de tus vecinos. Detenerte en las actividades de los diversos habitantes del rascacielos de enfrente. Puedes ver como A hace la colada, como B cocina. C y D ven algo en la tele. En casa de H no se ve nada. I riega las plantas. Y así a lo largo de 60 plantas con sus respectivos departamentos.
La peculiaridad del aeropuerto de Kai Tak no acaba con su localización céntrica, si no que además, tras los difíciles giros y maniobras por los edificios, los aeroplanos debían aterrizar en una complicada pista. De hecho, en alguna ocasión algún avión ha acabado pasado por agua, porque si no frenaban a tiempo la pista de aterrizaje se convertía en el mar.
Desde 1998 el Aeropuerto Internacional de Kai Tak fue trasladado a Chek Lap Kok, a las afueras de la ciudad. Aunque Kowloon City sigue con un pie puesto en el mañana.
El Kai Tak Sports Park
Resulta que el muñequín de Maps no era una personita moderna hongkonesa, sino un icono del popular grupo de K-pop BlackPink que actuará a finales de enero de 2026 en el Kai Tak Stadium también ubicado en Kowloon City. Una colaboración entre empresas para que la experiencia —no solo el concierto, si no también la espera— se torne (aún) más extensiva. Así que en la descripción anterior se debe matizar que el bolso-peluche era en realidad el martillo-de-luz-oficial de la banda. Una maza de mango negro que en la cabeza luce dos grandes corazones rosas y que los mejores fans llevan a los conciertos para dinamizar pista y gradas. Este complemento negro y rosa se sincroniza con el resto y parpadea y se ilumina durante los espectáculos al ritmo de la música. Así que, cualquiera a punto de entrar en el Street View de Kowloon City lo sabe: Blackpink in your area.
Hoy el pegman—estrella— del-K-pop que se engancha a la flechita de tu puntero de ratón y cuelga y se balancea de lado a lado hasta que sueltas el cursor no aterriza en el peligroso Kai Tak airport si no que esquiva edificios hasta caer en el Kai Tak Stadium, un estadio con capacidad para 50.000 personas que la empresa Populous ha desarrollado dentro del proyecto de regeneración de las 28 hectáreas que ocupó antaño el aeropuerto y alrededores. Un bello edificio lila con irisaciones que evoca la perla de Oriente y que conecta con otros espacios de ocio y deporte para toda la familia.
Lo histórico y lo nuevo, la memoria y el porvenir, lo micro y lo macro hacen de Kowloon City un lugar versátil y especial donde perderse. Así que mejor cerrar Google Maps, plegar el plano y disfrutar de un paseo sin rumbo.
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