Hace más de un siglo, las mujeres de Uncastillo se manifestaron en la puerta sur de la Iglesia de San Miguel, delante del lugar donde había desaparecido una portada románica de 24 toneladas de peso. El pueblo estaba indignado porque se había vendido sin su consentimiento una pieza destacada de su patrimonio. Las Actas de los Plenos Municipales del Ayuntamiento dan fe de que los uncastilleros protestaron contra esta tropelía. Tanto es así que la corporación municipal devolvió al obispo de Jaca las 400 pesetas que este les había remitido por la venta de la iglesia de San Miguel. El prelado quería congraciarse con las autoridades de Uncastillo, así que compartió la mitad del importe que había obtenido en esa transacción. El consistorio respondió airado al obispo jacetano, conminándole por escrito a anular la venta del inmueble, ya que se había ejecutado a sus espaldas y sin darle a los vecinos la posibilidad de pujar por el templo.
¿Venta lícita, autoexpolio o robo?
Las diversas desamortizaciones del siglo XIX en España sembraron dudas sobre la titularidad real de muchos bienes inmuebles de origen religioso. En el caso de la iglesia de San Miguel de Uncastillo, fue necesario que el alcalde hiciese varias indagaciones legales para concluir que, aunque la corporación disponía de facto del templo desacralizado de San Miguel, el edificio estaba de iure registrado en el inventario de bienes eclesiásticos.
Mientras el ayuntamiento de Uncastillo clarificaba estas cuestiones jurídicas, el tándem formado por el obispo de Jaca y el cura del pueblo tomó la iniciativa de enajenar las iglesias románicas de San Lorenzo y de San Miguel. Del segundo edificio se obtuvo un beneficio económico adicional, ya que su portada meridional y diversos elementos arquitectónicos adyacentes —ventana de medio punto, columnas y capiteles, basas— se vendieron a un anticuario barcelonés. No existe unanimidad entre las fuentes académicas sobre quién «perpetró» la venta: la mayoría de los autores consideran que fueron esos mismos eclesiásticos, mientras que otras publicaciones indican que fue el particular que acababa de comprar el inmueble y lo convirtió en su vivienda y en un almacén-cochera. También hay discrepancias respecto de la fecha exacta de la compraventa de la portada. Las fuentes consultadas oscilan entre los años 1915 y 1925. Esta incertidumbre dificulta la determinación de la normativa de protección de patrimonio vigente en el momento de llevar a cabo el negocio.
El autoexpolio se puede definir como «la venta de bienes propios, no con maldad, pero sí con cierta irresponsabilidad». En El autoexpolio del patrimonio español. Cuando España malvendió su arte de 2022 se narra la historia de numerosas piezas de arte que sufrieron un «expolio legal» durante el siglo XX. Su autor, José María Sadia, enumera las causas de esta desaparición del patrimonio artístico español: «La incapacidad del Estado, la connivencia de la Iglesia, la inagotable ambición económica de los anticuarios, la ignorancia de la sociedad española y el desmedido interés de Estados Unidos por el pasado hispano». Otros libros publicados recientemente, como De Fuentidueña a Manhattan: Patrimonio y diplomacia en España (1952-1961), también ahondan en estas circunstancias que provocaron un éxodo masivo del patrimonio artístico español.
Aragón no se mantuvo a salvo de la conocida como «edad de oro del coleccionismo americano». Un estudio de seiscientas páginas, Arte de Aragón emigrado en coleccionismo USA (siglos XII-XVI), ha seguido las huellas de más de doscientas obras de arte aragonés que están diseminadas en cincuenta ciudades estadounidenses. Este rastreo realizado por Antonio Naval Más es solo la punta de un iceberg de perímetros inabarcables. Se tiene constancia de que centenares de piezas aragonesas se adjudicaron en casas de subastas norteamericanas a lo largo del siglo pasado. Se sospecha también que el patrimonio aragonés enriquece muchas colecciones privadas y algunas residencias de lujo de un país que hoy impone unos aranceles feroces a los bienes procedentes del extranjero.

Los vecinos de Uncastillo aún recuerdan testimonios familiares sobre el revuelo que generó la desaparición de la portada de San Miguel. Son conscientes de que hubo una transacción económica que en su momento permitió que 215 piezas románicas se arrancasen de la fachada y del interior de la iglesia. Sin embargo, consideran que el término «autoexpolio» no refleja la oposición de sus antepasados a la política de hechos consumados impuesta por las autoridades religiosas de la época. Algunas voces se alzan para defender que lo ocurrido en Uncastillo fue, al menos desde una perspectiva moral, un auténtico robo.
Un trabajo de investigación sobre la venta de esta portada también permite cuestionar la buena fe de algunos de los intervinientes. La publicación de Eva María Alquézar Yánez considera que la portada de Uncastillo es un triste ejemplo de «patrimonio perdido» y ofrece una serie de datos que son propios de una película policial: no se sabe quién desmontó físicamente la portada y por qué medios se sacó del pueblo; tampoco hay certeza sobre dónde la almacenó su primer comprador, el anticuario catalán Salvador Babra, aunque pudo haberlo hecho en un almacén portuario donde la humedad y el salitre se ensañaron con la piedra caliza y arenisca de la portada; el marchante estadounidense Arthur Byne fracasó al intentar venderle la pieza románica a WR Hearst —millonario que inspiró la película «Ciudadano Kane»—, pero sí consiguió que el Museo de Bellas Artes de Boston (MFA) se interesase por ella; esta institución sin embargo maximizó las cautelas respecto de la transacción, por lo que negoció en secreto con un representante y el pacto se concretó recurriendo a telegramas con pseudónimos y sobres anónimos; en una lucha contrarreloj para esquivar nueva normativa española sobre patrimonio —que establecía por ejemplo la inexportabilidad de fragmentos de edificios relevantes para el patrimonio español—, la portada aragonesa se trasladó a Marsella, en lo que lo que hoy en día el derecho calificaría como un fraude de ley; los 42.782 dólares de la portada fueron abonados con fondos procedentes de una donación privada que el MFA había recibido con anterioridad.
La portada románica de Uncastillo en el Museo de Bellas Artes de Boston: del Tretris inicial al not on view actual
La iglesia románica de San Miguel se construyó en la segunda mitad del siglo XII. El interior del edificio presenta un ábside cuatro tramos divididos por arcos fajones apuntados y en el exterior se construyó una torre cuya parte superior no se conserva. La portada de la fachada sur, de unos cinco metros de altura por cuatro de anchura, se inspiró en la de la iglesia de Santa María la Mayor de Uncastillo.
Este trabajo de San Miguel muestra semejanzas con iglesias románicas francesas y se le atribuye al conocido como maestro de Uncastillo, uno de los artistas más destacados del románico navarro-aragonés. La portada de San Miguel está diseñada en arco de medio punto con tres arquivoltas que reposan sobre columnas torsionadas. Las arquivoltas y capiteles muestran con gran detalle más de sesenta personajes —soldados, representantes de diversos oficios, saltimbanquis, músicos—, animales y ornamentos vegetales. El templo fue declarado monumento histórico-artístico en junio de 1931 —esto es, como veremos a continuación, escasos meses después de que su portada se exhibiese por primera vez en Boston—.

Las 148 cajas en las que se transportó hasta Boston la portada románica de San Miguel de Uncastillo le provocaron varios quebraderos de cabeza al MFA. Al abrirlas, los especialistas del museo se percataron de que no contaban con planos fiables ni con las medidas exactas de la portada y que además les faltaban piezas para efectuar una reconstrucción total. En el boletín del MFA se da cuenta de la llegada de esta nueva pieza a Boston y se subraya el mal estado de San Miguel —calificada como «iglesia abandonada»— y las dificultades de montaje de la portada. Para exhibirla en 1930, el MFA tuvo que añadir piezas de materiales modernos, así como reforzar los cimientos de su galería gótica para que soportase el peso de la nueva adquisición aragonesa. Unos años después, se le añadió una puerta de madera y herrajes metálicos procedente de los Pirineos Orientales franceses.
En la década de los noventa, el MFA solicitó un informe sobre el estado de conservación de la portada, que desveló deterioros de diversa magnitud. En 1993 se emprendió su restauración y durante ese proceso la portada se retiró de la exposición pública. Tras ser reintegrada a las salas del museo, la web del MFA informa que el estatus actual de la pieza de Uncastillo es «not on view» (no visible). Un intercambio de emails con el departamento de arte europeo del museo confirma que la portada románica no puede visitarse, ya que: «actualmente no tenemos ninguna galería medieval en exhibición, por lo que [la portada] no se exhibe. No hay planes de restauración ni exhibición por el momento». Imaginar la portada románica de Uncastillo almacenada en el museo estadounidense ha generado malestar entre quienes conocen los derroteros de muchas piezas del patrimonio aragonés: «De verdad, ¿esta es la misión de los museos? ¿Despojar a los ciudadanos de los bienes de su patrimonio para tenerlos en un almacén? Me revuelvo con estas cosas, no lo puedo evitar. Aquí [en Uncastillo] solo nos queda la cicatriz». La portada románica de San Miguel de Uncastillo ya no es solo «arte aragonés en el exilio», sino que también ha ingresado, muy a su pesar, en el listado del conocido como «arte aragonés invisible».

¿Qué habría pasado si la portada románica de San Miguel se hubiese quedado en Uncastillo?
La historia contrafactual es un método de análisis histórico que imagina escenarios alternativos al escenario real, con el fin de responder a la pregunta «¿Qué hubiera pasado si…?». Si prescindimos por un momento de la realidad —esto es, el Museo de Bellas Artes de Boston (MFA) es propietario de la portada románica de San Miguel que hace un siglo salió de Uncastillo pese a la oposición de sus vecinos— y a cambio desarrollamos la historia alterna de esta pieza, hemos de preguntarnos si en el 2025 esa portada seguiría ubicada en el muro meridional de la iglesia de San Miguel y en qué estado se hallaría. Este ejercicio de «lo que podía haber sido y no fue» respecto de un elemento destacado del románico aragonés conduce a reflexionar sobre historias fragmentadas, identidades colectivas amenazadas y, en definitiva, oportunidades perdidas. Esta historia contrafactual también ofrece algunas pistas sobre cómo afrontar de cara al futuro esta pérdida de patrimonio cultural.
El presente: En Uncastillo hay más iglesias que bares
Uncastillo es una localidad zaragozana de 650 habitantes que forma parte de la comarca histórica de las Cinco Villas. Rodeada por los ríos Riguel y Cadenas, el casco urbano de Uncastillo surge históricamente en torno al castillo construido sobre la peña Ayllón. Este municipio fue declarado en 1966 conjunto histórico-artístico. Entre los lugares más emblemáticos de Uncastillo destacan un yacimiento arqueológico romano, seis iglesias medievales, una judería y varias construcciones góticas.
Gonzalo Borrás, catedrático de historia del arte de la Universidad de Zaragoza, declaró que Uncastillo es «el mejor conjunto románico del siglo XII de toda España». A los vecinos de Uncastillo les sorprende la enorme riqueza arquitectónica de esta pequeña población, en especial, la cantidad y calidad de vestigios románicos que la villa atesora. «¡En Uncastillo hay más iglesias que bares!», sentencia un vecino. Esta abundancia patrimonial puede ser consecuencia de la ubicación del pueblo, que fue un enclave relevante en el periodo de la reconquista. La cercanía con Francia también pudo contribuir a que artistas de prestigio realizasen obras religiosas en Uncastillo.

Enclavada en la plaza del Mercado de Uncastillo y adosada a la antigua lonja medieval, la iglesia de San Miguel es difícil de reconocer en la actualidad. El edificio, desprovisto de su bella portada románica, ha sufrido diversas alteraciones a lo largo del siglo XX, como la apertura de una balconada con barandilla o la instalación de una antena de televisión. Mientras que la mitad este de la iglesia sigue siendo una vivienda particular, la mitad oeste es propiedad de la Fundación Uncastillo Centro del Románico, que la rehabilitó en el año 2001 para instalar un salón de congresos. La historia real nos muestra que la portada meridional de la iglesia de San Miguel ha desaparecido, hoy en día solo queda una marca, un contorno difuso sobre la pared restaurada.
La historia contrafactual narrada por los uncastilleros: ¿Qué habría pasado con la portada sur de la iglesia de San Miguel si se hubiese quedado en el pueblo?
Los vecinos de Uncastillo ya realizaron un ejercicio de historia contrafactual en el año 2015, al organizar la exposición fotográfica «La presencia de una ausencia. La Iglesia de San Miguel. Cien años en imágenes». Este título evocador, al que también hemos recurrido en este artículo, muestra que los uncastilleros no han olvidado su portada románica. El entonces coordinador de la Fundación Uncastillo declaró: «la exposición quiere recordar ese bien patrimonial que desgraciadamente ya no está entre nosotros para que no vuelta a ocurrir». La Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) y la Fundación Uncastillo también organizaron en esa fecha una serie de conferencias que reunió a varios estudiosos de la portada de San Miguel. El taller de cantería Olnasa ha realizado asimismo una contribución frente al olvido. Jorge, uno de los fundadores de esta empresa de autoempleo, explica que su taller ha elaborado una réplica de la portada románica, que ha expuesto en diversas ferias de construcción en España y que ahora se encuentra en la sede de su empresa en Uncastillo.
La posibilidad de que esta copia se instale en el lugar donde se hallaba la portada original románica no se baraja en la actualidad. Luis Miguel Frej, de la Fundación Uncastillo considera que es preferible dejar «la cicatriz» actual tal y como está. Le parece didáctico que la ausencia de la portada se pueda ver, palpar y verbalizar. En el mismo sentido, la Fundación no prevé por el momento recurrir a proyecciones u otras tecnologías para recrear la pieza que ahora está almacenada en el museo bostoniano. Ante la pregunta de cómo estaría el pórtico románico si se hubiese mantenido en la iglesia de San Miguel, Frej reconoce que hace un siglo las consecuencias de la pobreza hacían muy difícil una protección del patrimonio cultural tal y como lo entendemos hoy. Pese a ello, el portavoz de la Fundación Uncastillo considera que la portada se habría mantenido, de la misma forma que se han mantenido los otros templos románicos de Uncastillo. La presencia del pórtico de San Miguel habría fomentado el diálogo artístico con el pórtico vecino de Santa María y ello habría traído consigo beneficios en el plano turístico. Uncastillo tiene claro, eso sí, que su modelo de gestión patrimonial busca el desarrollo territorial sostenible y huye del «turismo de selfie».
Valeria y Dany, la pareja argentina que regenta los alojamientos La Pastora en Uncastillo también creen en el potencial turístico del románico de la localidad. Aunque muchos de los visitantes «capaz que llegan a Uncastillo para visitar las Bardenas Reales o los Bañales», buena parte de ellos «se supersorprenden al ver la parte histórica del pueblo». Les parece factible, por tanto, que la portada románica de San Miguel fuese un incentivo más para visitar Uncastillo. La última nota de prensa de la Comarca de las Cinco Villas en materia turística indica que la oficina de turismo de la población recibió 11.702 consultas durante el año 2024, buena parte de ellas referidas a monumentos, patrimonio y actividades culturales. En palabras del consejero-delegado de turismo y cultura de la comarca: «el sector turístico es importante en la comarca, porque va ligado a otros aspectos, como el trabajo o la repoblación, por eso hay que seguir apostando por fomentarlo [a través de iniciativas como el Plan de Sostenibilidad Turística ‘Más que Cinco Villas».

Uncastillo como escaparate turístico del románico necesita financiación procedente de entes públicos o privados. Así nos lo recalcan desde la Fundación Uncastillo, cuya existencia viene justificada porque “cualquier proyecto de futuro con afán de viabilidad a medio y largo plazo, debe girar alrededor de ese activo [el patrimonio histórico-artístico románico]. La Fundación es una entidad privada que ha recibido apoyo de diversas administraciones (Gobierno de Aragón, DPZ, Comarca Cinco Villas, Ayuntamientos), de Adefo Cinco Villas -agencia de desarrollo socioeconómico de la comarca- y de fundaciones privadas (ACS, Geólica).
En esta historia contrafactual que estamos desarrollando, Luis Miguel Frej considera que, si la portada de San Miguel no se hubiese movido del pueblo, ahora estaría restaurada. La Fundación habría «tocado puertas» y el apoyo económico se habría conseguido. Teresa Pueyo, la alcaldesa del pueblo, también defiende que «la portada estaría restaurada y preciosa en su lugar». Marisancho Menjón, historiadora del arte y exdirectora general de patrimonio de la DGA, da un paso más: la portada estaría en mejor estado de conservación, porque se habría «ahorrado» esa larga exposición portuaria que tan nociva fue para sus piedras caliza y arenisca.
José Luis Abenia, quien ocupó el cargo de alcalde Uncastillo durante una veintena de años, también cree que la portada se habría mantenido. Pero, en paralelo, nos recuerda que en el pueblo hay otros inmuebles que necesitan financiación urgente, como el castillo de la Peña de Ayllón. Otros vecinos por el contrario no son tan optimistas en su ejercicio contrafactual. Dudan que la portada siguiese existiendo. Laura Laguía, historiadora del arte explica que: «en un lugar como Uncastillo, y en este país, concretamente en Aragón, es casi un milagro que quede en pie y todavía «bien» conservado tanto patrimonio, pero no se puede negar la realidad, la historia evolutiva de un pueblo en el que tras la época románica ha vivido tanta gente diferente que en ciertos momentos ha tenido tanta riqueza alrededor y tanta pobreza dentro de sus despensas».
El futuro: ¿Cómo abordar desde Uncastillo la ausencia de la portada románica de San Miguel?
Los trabajos científicos publicados sobre el periplo transoceánico de esta portada románica de San Miguel consideran que «las posibilidades de recuperación son prácticamente nulas, ya que cualquier acción judicial que pudiera emprenderse en la actualidad ya habría prescrito». Se sabe que en el pasado las autoridades del pueblo estuvieron en contacto con el MFA, pero no se llegó a plantear ningún litigio. Tampoco parece que la actual alcaldía de Uncastillo vaya a iniciar una reclamación de la portada por vía judicial.
La prescripción de las posibles acciones judiciales no se ha visto como un obstáculo insalvable por parte del Grupo Mixto-Adelante Andalucía, quien ha planteado una proposición no de ley en su Parlamento autonómico. En ella se reclama un conjunto de obras de arte que se consideran expoliadas de Andalucía y que se exhiben en diversos museos extranjeros. Aunque esta proposición no ha contado con el suficiente apoyo parlamentario, la iniciativa ha incentivado el debate social en torno a la posible recuperación del patrimonio artístico español ubicado en el extranjero. No se tienen noticias de que en el contexto político aragonés algún partido esté sopesando impulsar una iniciativa similar.
Los aspectos morales de este tipo de casos son otro elemento a tener en cuenta. Es cada vez más frecuente que los argumentos de naturaleza ética no solo se incorporen al argumentario del reclamante de la pieza, sino que la entidad pública o privada competente para decidir la restitución también tenga en cuenta estos elementos extrajurídicos. Ejemplo de ello es la política reciente del gobierno neerlandés quien, en relación con sus colecciones de origen colonial, ha decidido «devolver incondicionalmente todos aquellos objetos de patrimonio cultural respecto de los que pueda demostrarse, con un grado razonable de certeza, que pasaron a manos del Estado neerlandés después de que los países de origen sufrieran una pérdida involuntaria de posesión». En Reino Unido, modificaciones legislativas recientes también parecen haber dejado una rendija abierta a las ponderaciones de tipo moral a la hora de valorar restituciones de patrimonio artístico.
La recompra de la obra de arte también es una posibilidad que, aunque no sea óptima por cuestiones de justicia moral (¿hay que recomprar lo que se malvendió?), se está recurriendo a ella en el contexto español. El pueblo soriano de Fuentetoba y el riojano de Casalarreina han adquirido sendas ermitas de gran valor sentimental para el pueblo que se hallaban en manos privadas. Una recompra del pórtico de San Miguel de Uncastillo no se vaticina sencilla: requeriría voluntad de invertir en la iniciativa, así como contar con el beneplácito del MFA para llevar a cabo la transacción. Habría que asumir además que las 24 toneladas de pórtico necesitarían regresar a la localidad aragonesa en un transporte costoso y técnicamente complejo. Pero, si la recompra del pórtico aragonés tuviese lugar, no cabe duda de que sería un elemento destacado para impulsar el desarrollo territorial de las Cinco Villas.
Otro enfoque aplicable al pórtico románico de San Miguel de Uncastillo es el implementado por el catálogo digitalizado de bienes «Nostra et Mundi». La Fundación de Castilla y León ofrece un inventario con información detallada sobre doscientas cincuenta piezas, conocidas como «tesoros culturales de Castilla y León», que se hallan fuera de España. Esta iniciativa, en vez de centrarse en reclamar el patrimonio que salió de su comunidad, apuesta por «generar sinergias con socios nacionales e internacionales con el fin de colaborar en la mejora de espacios patrimoniales de la comunidad, atraer visitantes exteriores y difundir la marca de nuestro patrimonio cultural allí donde se encuentre». Si se desea que el patrimonio exiliado potencie la «marca Aragón», nuestra comunidad autónoma también tiene muchas historias que contar. La de la portada románica de San Miguel de Uncastillo es sin duda una de ellas.
Este reportaje forma parte del Proyecto de Innovación Docente de la Universidad de Zaragoza (PIIDUZ_2 Consolidados), Comunicar buenas prácticas de desarrollo territorial en la Unión Europea en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Cuarta edición) con «Ellas son campo».