Pocos libros de ensayos comienzan anunciando una verdad tan certera como éste: todo sabemos más o menos dónde se encuentra ubicada Cuba pero, de los que viven en ella en realidad sabemos muy poco. Cuba en la encrucijada (Debate, 2017) trata de abrir esta perspectiva única y unidireccional que tenemos sobre esta isla, y acercarnos, a través de doce voces, a la vida y a la forma de hacer de esos cubanos y cubanas que tan poco conocemos. Los que escriben son nativos y extranjeros, habitantes de la isla o meros visitantes, exiliados y residentes de este país que es para unos cárcel y para otros paraíso. Pero no hay más opciones que éstas. Cuba es un país constante, cuyos cambios se suceden con lentísima cadencia, y cuya experiencia, para quienes la viven de un modo u otro, es compartida. Cuba es algunas cosas, no muchas: es sólida. Algunas sorprendentes para quienes las miramos desde afuera, como el influjo de lo mágico oriental y la santería o la apertura de una la mentalidad sexual que Occidente todavía no ha conquistado; otras, grandes símbolos que se han convertido en estandarte de la Cuba de los últimos 60 años: el castrismo, religión de la revolución; los almendrones, aparatos frankenstein recuerdo de dos pasados, el estadounidense y el soviético; y los jineteros y jineteras, salida fácil para el cubano que, sin herramientas con las que construirse un futuro, echa mano del cuerpo, la labia y el deseo.

Cuba es algunas cosas, no muchas: es sólida

Hoy, Cuba se encuentra en el final del periodo del «para siempre» que representaba Fidel. Donde el mayor de los Castro ha sido el innombrable durante tantos años, el menor es ahora un «comemierda». Cuba se está resquebrajando políticamente, y en las brechas aparecen los Rolling Stones, Chanel, Obama o el Papa. Las pautas de relación con la gran potencia que cuida la isla al otro lado del mar, los Estados Unidos, y a cuyas costas llegan algunos cubanos subidos sobre sus balsas de caña o simplemente los objetos que perdieron en el naufragio, están saliendo de su inmovilismo y floreciendo. Pero, en Miami, los que una vez fueron médicos y deportistas de élite, ahora se dedican a tumbar cocos y hacer de choferes de otros. En este «laboratorio de migrantes» queda patente que allí donde hay un cubano, está Cuba, es decir, que la nación el cubano la lleva adherida al cuerpo. «Ser de Cuba», escribe Carlos Manuel Álvarez, «es llegar tarde al mundo». 

Cuba es una una rareza, una paradoja, y a veces también un absurdo: un país donde levantar un muro entre la casa propia y la del vecino está prohibido pero en el que, sin embargo, nadie sabe nada sobre la vida privada del estadista y pater aeternus Fidel Castro, bajo cuya figura se han resguardado varias generaciones de cubanos hambrientos de todo. Una tierra donde los extranjeros comen marisco y los cubanos bifes de toronja, y donde las mujeres se pintan una línea con lápiz de ojos en las piernas para simular que llevan medias. «Una cazuela abierta, una olla puesta a cocer al fuego de los trópicos y batida por los huracanes donde se mezclaron las cuatro sangres (indios precolombinos, españoles, negros africanos y chinos) y sus supersticiones, sus costumbres, sus ritmos, sus tradiciones y leyendas, con sus héroes y traidores y sus universos cargados de mitos».

Una tierra donde las mujeres se pintan una línea con lápiz de ojos en las piernas para simular que llevan medias

Estos son solamente doce intentos de contar Cuba. Algunos elementos están presentes siempre, algo así como una esencia cubana que podríamos resumir como aquella que ha llevado a cabo la conquista del tiempo mientras el resto del mundo gira veloz a su lado. Otros, han sufrido el embate del viento y del salitre, como el club Tropicana o la Revolución; incluso, algunos más, nacen como una moneda nueva, como los cuentapropistas, es decir, una nueva economía en la que triquiñuelear (alma cubana) por fin se está legalizando. En Cuba la profesión mejor pagada es la de actor, poseer un libro pohibido puede todavía llevarte a la cárcel, el aborto es considerado un método anticonceptivo y ser jinetero es una profesión tan válida como cualquier otra. Las leyes del mercado están cambiando y Cuba llega a ellas tarde, como siempre. Lo que nos queda saber es si McDonals desembarcará pronto en la isla, convirtiendo de una vez esta paradoja que ha durado tantos años en un reclamo más de vacaciones.


Imagen de cabecera, CC  Pedro Szekely

CUBA EN LA ENCRUCIJADA, editado por LEILA GUERRIERO, DEBATE, 2017