Hay una voz en el desierto que pone en duda a los detectives salvajes, a los atlas, a las palabras blancas que describen y etiquetan un territorio. Zara Monrroy describe el orgullo de su pueblo, los indígenas comca'ac, pobladores originarios de los desiertos de Sonora, capaces de sobrevivir durante milenios en uno de los entornos más hostiles del planeta.

 
Encendíamos un fogata y nos sentábamos a asar pescado, que después comíamos con cebollita y chiltepín. Cantábamos y reíamos. Ella me contaba historias de otro tiempo. De cómo nuestros ancestros llegaron a esta tierra y pactaron con el desierto para vivir aquí. De cómo desafiaron y resistieron a las adversidades.
Aquellos relatos me hipnotizaban, me sumergían en un estado de quietud. La luz de la fogata desprendía un brillo diferente que hacía que las palabras de mi abuela, Cleotilde Morales, sonaran con más fuerza.
Las historias que me compartía alrededor de aquel fuego hablaban del pasado pero me ayudaron a entender...


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