Fotografías de Julián Roldán

La voluptuosidad nunca le ha sido ajena a Medellín.
La fractura de Pangea moldeó el Valle de Aburrá en el corazón de los Andes, donde se ubica la capital de Antioquia. En las sinuosas curvas de la cadena montañosa que desafió a generaciones de campesinos colonizadores, los árboles no se cansan de florecer, mecidos por los vientos alisios que refrescan el atardecer. La temperatura promedio es de 27° C durante todo el año.
«La ciudad de la eterna primavera», como es conocida en el resto de Colombia, parece el lugar perfecto para unas vacaciones. No obstante, la imagen del turista tendido en una hamaca, en una pradera apacible o sobre una colchoneta flotando en las aguas de una piscina, sufre una leve alteración en Medellín, destino frecuente de visitantes cuyo propósito es ser más bellos.
Cada época de la historia se caracteriza por iconos e ideales estéticos. En la nuestra, los medios de comunicación son legitimadores de unos patrones prácticamente...


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