La imagen fotográfica tiene un gran poder como forma de autoconocimiento y saber, pero ha sido despreciada en la tradición intelectual africana, basada en la oralidad. En un mundo como el actual, dónde las imágenes son un campo de batalla político, es fundamental que los fotógrafos del continente recuperemos nuestro papel como constructores de nuevas Áfricas.
 

La fotografía (en África) no es una copia perfecta. Es a la realidad lo que el humo al fuego.

La fotografía en África siempre ha sido algo marginal, un «accesorio» que acompañaba a una celebración de cierta relevancia y de la que se requería guardar un recuerdo.
Durante decenios (sigue siendo así), los africanos solo hemos acudido al fotógrafo para obtener de él algún «retrato» oficial (una imagen para poder cruzar fronteras o conducir). Solo se llamaba a un fotógrafo para inmortalizar acontecimientos relevantes o ceremonias familiares (bodas, bautizos, fiestas escolares). Este tipo de eventos ...


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