Volar
Volé a Beirut (Líbano) desde Madrid, haciendo escala en... Bueno, ¿qué más da dónde hice escala? Aquel espacio transitorio —no porque el espacio mutara, sino porque era mero pasillo de tránsito— en el que me encontraba bien podía ser otro equivalente, de esos con luces cegadoras y duty frees interminables, con números de puertas de embarque y pantallas llenas de destinos y horarios.  Aquel espacio era cualquier espacio, sustituible por otros espacios del mismo tipo. Y, sin embargo, al mismo tiempo, aquel era aquel y solo aquel espacio.
Si le estoy dando tantas vueltas a la cuestión es porque he de confesar que no me acuerdo de dónde narices hice escala. Y eso me da vergüenza. Me da vergüenza que un espacio —y, en concreto, un espacio internacional, ¡con lo glamuroso que es eso!— haya pasado por mi memoria sin pena ni gloria. Me da vergüenza que mi cuerpo haya habitado un espacio sin mayores consecuencias, más allá de los nervios de pasar por el arco detector de metales y del mied...


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