Estadio Demba Diop de Dakar. Ya está anocheciendo y las luces empiezan a iluminar unas gradas abarrotadas. Nadie del jubiloso público se aburre un ápice, puesto que no dejan de bailar y cantar. Las marimbas retumban con sus ecos por todos los rincones del recinto. Treinta mil personas están a punto de presenciar el combate más relevante del año: dos moles de carne y músculo se disputan el título del Rey de la Arena. Tyson es el actual campeón y Yékini es el joven aspirante. Ambos son dos de los hombres más conocidos de Senegal gracias a la lucha, un fenómeno deportivo y cultural más popular que el mismísimo fútbol.
Como aperitivo a tan significativo evento, otros luchadores, que algún día esperan ocupar el puesto en el combate principal, entretienen al respetable con combates de exhibición. La televisión —RTS— y la prensa —Sunu Lamb, Le Soleil, Walfadjri— se encuentran preparados para cubrir a nivel nacional todo lo que acontezca en la arena. A cada instante que transcurre la expect...


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