El sonorense Iván Ballesteros Rojo leyó sobre Roberto Bolaño por primera vez en un texto de Enrique Vila-Matas. En ese preciso momento sintió que tenía que conseguir Los detectives salvajes. Y eso hizo, fue a la librería más cercana y lo robó. Desde aquel momento, Bolaño ha supuesto casi una obsesión en la vida de Ballesteros.
Supe por primera vez sobre Roberto Bolaño en un artículo firmado por Enrique Vila-Matas. El texto aparece en su libro El viento ligero en Parma (Sexto piso, 2004). En ese momento era adicto a las obras del escritor con cara de vampiro. Novelas como El viaje vertical (1999), El mal de Montano (2002), El doctor Pasavento (2005) y sobre todo tres títulos que funcionan en mi catálogo personal como iniciáticos, el primero de relatos y los otros a caballo entre la novela y el ensayo: Suicidios ejemplares (1991), Historia abreviada de la literatura portátil (1985) y Bartleby y compañía (2001). Era adicto (¿soy adicto?) a la velada influencia bernhardia...
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