Los primeros artistas también fueron los primeros viajeros.
Durante miles y miles de años, los hombres y mujeres que poblaron Europa recorrieron incansables un territorio inmenso en el que no existían caminos ni mapas, ni otras fronteras que los montes, los ríos y los hielos. De ellos no nos quedan ni gestos ni palabras, pero sus huellas no se borraron del todo. En su camino dejaron las señales de su viaje, de su vida y de su muerte, y una de las manifestaciones artísticas más fascinantes y enigmáticas creadas por los seres humanos: el arte rupestre.
 Todas las historias empiezan con un viaje.
El primero, el que tuvo su origen en África. El que condujo a hombres y mujeres cada vez más parecidos a nosotros a dominar la piedra y el fuego, el que los guió hasta el mar, el que llevó a desaparecer a unos y a sobrevivir a otros, el que se emprendía año tras año con el cambio de estación, el que dictaba el tiempo de los encuentros y las celebraciones…
En su camino dejaron las señales de su vi...


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