El sonorense Iván Ballesteros Rojo leyó sobre Roberto Bolaño por primera vez en un texto de Enrique Vila-Matas. En ese preciso momento sintió que tenía que conseguir Los detectives salvajes. Y eso hizo: fue a la librería más cercana y lo robó. Desde aquel momento, Bolaño ha supuesto casi una obsesión en la vida de Ballesteros.