Esta es la crónica del viaje que hicieron nuestros reporteros por la parte española del Duero. Un recorrido accidentado que marcó el frío meseteño de enero, que llevó a Silvia Cruz y a Jordi Brescó por algunos de estos pueblos de la España vacía(da). Entre tantas otras cosas, la pareja de forasteros bebió buen vino y comió mejor queso, disfrutó de arquitecturas modernas y pretéritas, y escuchó al río y a las gentes que viven pendientes de su curso.
Este camino empezó casi al revés.
Jordi y yo iniciamos esta ruta in media res. No seguimos el curso natural de los casi 900 kilómetros de este río maravilloso, enorme y doble, pues tiene dos vidas, una en España y otra en Portugal, distintas en sus gestos y en su trayectoria pero nacidas del mismo lugar. Por eso Duero y Douro, más que una traducción, son los nombres de dos ríos mellizos.
No hicimos esta ruta de Duruelo a Oporto, ciudades hermanadas hace ahora 30 años, de un tirón y en línea recta. Nosotros empezamos por el medio. F...
Este contenido es sólo para suscriptores.
Consulta aquí las suscripciones que te permiten acompañarnos en este viaje.
Si ya eres suscriptor, accede indicando tu usuario y contraseña aquí debajo.