Ya hemos estados aquí. Muchas veces. La primera de ellas en 1968, de la mano de Charlton Heston, que interpretaba al astronauta George Taylor en El planeta de los simios. Montado a lomos de un hermoso caballo, lo veíamos llegar a esa playa desierta al final de la película. Tras topar con unas ruinas parciales sin forma concreta, que él sí podía ver en toda su extensión, Taylor, estupefacto, se bajaba del caballo y exclamaba: «Oh, dios mío. He vuelto. Estoy en casa. Todo este tiempo he estado en casa». Caía entonces de rodillas y, con desesperación, concluía: «Finalmente lo hicisteis. ¡Fanáticos! ¡Acabasteis con todo! ¡Yo os maldigo! ¡Ojalá estéis en el infierno!». Solo cuando la cámara se alejaba lo suficiente, los espectadores comprobaban con horror que lo que Taylor había visto eran los restos medio enterrados en la arena de la Estatua de la Libertad.
En ese preciso instante, al llegar el fundido en negro previo a los títulos de crédito, los espectadores, todavía aturdidos, llevaban...


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