La puerta de entrada al centro de la tierra, la isla secreta, el mejor país del mundo… Se han dado muchas vueltas para nombrar a Islandia y la fascinación que nos genera su lejanía y su paisaje primario. Si se quiere experimentar ese magnetismo y además conocer su moderna sociedad de primera mano, el viaje con guía especializado de Altaïr Viatges es una gran oportunidad. Y si se quiere recibir la inspiración de sus colores, texturas y luz, las fotografías de Dani Mart nos traen una historia de la Islandia rural en 12 instantáneas.
[su_divider top=»no» style=»dotted» divider_color=»#c31111″ size=»8″]
Roll Project es el nombre de un proyecto fotográfico personal. Nace de la ambición de experimentar la fotografía de una manera más realista y directa, en busca de la magia que hay tras capturar y conservar un instante de la realidad mediante el uso de la luz. También surge de la ambición de descubrir y aprender sobre el mundo que nos rodea, trabajando alrededor de un reto que fuerza a observar detenidamente. Por eso el proyecto se basa en el uso de una cámara completamente mecánica, un único rollo de película fotosensible que permite capturar 12 instantáneas y una historia que vivir para luego contar.
El puente: Este es el puente que lleva a la península llamada Króksfjar∂arnes, situada al noroeste de Islandia. Fue construido en 1997 y hoy en día es parte de la ruta principal de acceso a la región de Vestfir∂ir (Fiordos del Oeste). Króksfjar∂arnes forma parte de la comunidad de Reykhólareppur, donde viven alrededor de 250 personas. Hay cinco granjas de ovejas y una de las cuatro plantas de producción de mejillones del país.
Saltando la valla: Cuando llega el otoño los granjeros se preparan para recoger sus ovejas de las montañas. A finales de mayo, justo después de la época de parto, son liberadas para que campen a sus anchas por el monte, ya que de esta manera el rebaño crece más fuerte y los corderos aumentan de tamaño más rápidamente. En septiembre empieza el proceso de reunir de nuevo el ganado, cosa que lleva varias semanas de trabajo en esta región tan montañosa. Son áreas muy extensas donde por lo general el terreno es muy abrupto y está repleto de ríos, haciendo el desplazamiento más difícil todavía. Bergsveinn Grétar, Beggi, tiene un rebaño de 430 ovejas y posee 1.700 hectáreas de terreno que conoce a la perfección. Así pues, con la ayuda de familiares y amigos, vehículos todoterreno, prismáticos, radios y demás artilugios, junto con muchas calorías y la experiencia que le acompaña desde 1997, consigue dirigir todos sus animales de nuevo para que crucen la puerta de entrada a su granja.
El día de la gran reunión: La segunda semana del mes tiene lugar el «Réttar Daggur», un evento especial dentro de la temporada de recogida de las ovejas. Los granjeros de la zona llevan a este lugar a los animales que han encontrado pero que no les pertenecen. Se coloca a las ovejas en el cercado circular que hay en el centro y, una por una, se las identifica mirando la numeración que llevan adherida en la oreja y se las agrupa en función de su propietario. Familiares y amigos ayudan a mover unas 300 ovejas inquietas mientras se toman unas cervezas, porque a parte de un día de trabajo también es una oportunidad para reunirse con gran parte de la comunidad y celebrarlo.
Inspección con sonar: Una vez todas las ovejas están en el establo se realizan varias tareas, como identificarlas, contarlas, o pesarlas una a una. Se lleva un control exhaustivo de las características de cada uno de los animales, entre otras cosas para conocer las características de los futuros corderos en caso de que se utilizara un determinado carnero y oveja para procrear. Es por eso que algunos de los corderos pasan una inspección donde se utiliza un instrumento similar al que se usa para hacer ecografías. Se analiza el lomo del animal para medir el grosor de las capas de grasa y de músculo. A partir de estos datos se puede aproximar las características del resto del cuerpo. En función de su estado se decide si se lleva al matadero para obtener su carne, o si interesa mantenerlo para que sus genes permanezcan en el rebaño.
Retrato de una oveja: Las ovejas que se encuentran en Islandia son del grupo de las noreuropeas de cola corta. De ellas se usa tanto su carne como su lana, ya que mayoritariamente es de color blanco y es más fácil de procesar para su uso textil. Un cordero con un peso medio de unos 45 kilos aporta alrededor de 16 kilos de carne y 2 kilos de lana. Estos animales viven unos15 años, pero es raro que lleguen a esa edad ya que es durante sus primeros años de vida cuando la calidad de su carne es mayor. Aunque pueden sobrevivir fácilmente al invierno islandés, el tiempo tan inestable que hay durante los meses más fríos del año puede causarles dificultades. Por ello, desde hace unos 30 años la mayoría de granjeros de la isla mantienen al rebaño en el interior del establo durante el invierno para garantizar su bienestar.
La montaña: Siguiendo la costa hacia el Norte, el perfil de esta montaña de 509 metros de altitud llamada Va∂alfjöll destaca sobre el resto del paisaje. La transición que tiene lugar durante el otoño crea una maravillosa mezcla de colores que reluce sobre la oscura roca volcánica que predomina en el país. Aunque son pocas las zonas donde crecen árboles, sí que abundan los arbustos silvestres. A finales del verano se recoge una gran cantidad de arándanos, que son utilizados principalmente para producir mermelada.
Retrato de Beggi: Bergsveinn Grétar, alias Beggi. Nacido en los 60, creció en una granja al sur de Vestfir∂ir. Desde joven ha sabido aprender del entorno que le rodea, es por eso que hoy en día se le podría describir como marinero, cazador, granjero y pescador. Además de padre de familia, gran contador de historias y propietario de una de las cuatro plantas productoras de mejillones del país.
El barco: Este es Knolli, un barco pesquero fabricado en 1988. Tiene 15 metros de eslora y soporta una carga de hasta 21 toneladas. Beggi es el capitán y lo utiliza para pescar mejillones en la costa oeste de la isla. Busca aguas poco profundas, entre 1 y 30 metros, en el interior de los fiordos. Gracias a un sonar que lleva incorporado puede ver el relieve del fondo marino, lo que le permite detectar cuándo está sobrepasando un banco de mejillones, a partir de identificar en la pantalla el característico patrón de pequeños montículos que se crea. Entonces lanza por la popa una red que se llena con unos 300 kilos de mejillones a medida que el barco avanza lentamente. Otras especies, como estrellas de mar y cangrejos, también aparecen en la carga, pero son devueltas al mar antes de almacenar la pesca en cajas.
La fábrica de mejillones: De nuevo en tierra firme, los mejillones se llevan a la planta de procesamiento, donde se limpian y se empaquetan para ser enviados a los restaurantes de la capital. En un día normal de trabajo se procesan unos 250 kilos.
Una caja de mejillones: Los mejillones son animales que se alimentan a base de filtrar agua salada y absorber sus nutrientes. Eso hace que contengan gran cantidad de minerales y que sean un alimento tan valorado alrededor del mundo. No es el caso de Islandia, dado que por lo general los islandeses no consideran que sea una comida apetitosa. Así que la producción del país va principalmente destinada a los turistas. En los restaurantes, un entrante de 250 gramos cuesta unas 2.500 krónas, unos 17 euros.
Arte en el mejillón: La mujer de Beggi, Magga, aprovecha las cáscaras de algunos de los mejillones como lienzo sobre el que pintar paisajes marinos. Usa la textura que tiene el nácar en la parte interna para componer el cielo de la escena. Luego vende las piezas en una tienda de productos artesanos a los turistas que visitan la zona.
El puente 2: Las condiciones meteorológicas son muy cambiantes en esta región del planeta. La nieve y las temperaturas bajo cero llegan pronto, y a mediados de otoño ya se empiezan a notar los cambios en el paisaje. Las mareas también constituyen una gran fuerza cambiante y modificadora del paisaje. La fase lunar, la presión atmosférica y la dirección e intensidad del viento determinan el nivel de las mareas, que fluctúan en base a un ciclo de unas 12 horas. Es en esta zona donde se registró la mayor diferencia entre marea alta y marea baja de la isla, que fue de 6 metros, en 1995.