Cuadernos perdidos de Japón es posiblemente el texto en el que he trabajado más el lenguaje. Es mi noveno libro y forma parte de mi serie dedicada al viaje, al que he dedicado ensayos y relatos. Se podría leer también como una indagación de cómo y por qué escribir hoy sobre un lugar. La editorial Candaya me pidió un texto y mi editor en Francia me habló de su interés por Japón y la dificultad de escribirlo. El país ha sido pintado, construido, filmado, musicado y pensado mil veces ¿Por qué iba a escribir yo sobre él? Este libro es un intento de contar una historia más, de buscar una voz y, sobre todo, formas para hablar de la vida y el movimiento. Porque viaje, vida y escritura son lo mismo.

La redacción ha sido lenta. Los textos los he escuchado y revisados muchas veces. Unos fragmentos han dado lugar a otros. Creo que la frase «La belleza es hoy un acto político» podría recoger bien la tensión del libro. También todo lo que lo que la realidad ha acelerado y puesto de frente en los últimos tiempos. Una escritora y viajera no debería ser inocente frente al mundo que narra. Cuadernos perdidos está a medio camino entre el ensayo, el libro de viaje y el diario íntimo. Indaga en la escritura como registro del pasado, en la fragilidad de las mujeres que viajan solas y en la memoria como lazo familiar. Parte de dos viajes hechos en los años 2008 y 2018 y recoge textos de cuatro cuadernos personales, y reflexiones de muchos años sobre la sociedad, la política, la cultura y el arte japoneses. Cine, pintura, literatura, arquitectura, manga, pueblos, ciudades, baños, cuerpos políticos y sociales trazan el itinerario de un país y una vida que ya no están, perdidos los he titulado, pero que la escritura puede devolver. Estos cuadernos intentan reproducir el tiempo del viaje y de la vida, desde la certeza de que las experiencias no finalizan cuando se escriben sino cuando se leen y se escuchan.


 

La naturaleza es un organismo femenino que respira. Donde la naturaleza expira, se observa una elevación del terreno, y donde inspira, venas y arterias.

·

Oriente y Occidente no han estado tan separados como nos han contado.

·

Han pasado los años y ya no lo recuerdo bien. ¿Quién llega al embarcadero de la isla de Shikanoshima? ¿Los actores de la compañía de teatro de la película Hierbas flotantes, de Ozu, o yo?

·

Las ilusiones son los sueños de día.

·

Después de viajar a Japón, te fijas más en las cosas.

·

«Impostura, qué hacemos con la impostura, cómo evitarla», se preguntan una mujer periodista en tuiter antes de comenzar a escribir una crónica.

·

La belleza es hoy un acto político.

·

Nada se deja al azar.

·

¿Cuál es el momento más difícil que has tenido en un viaje?

·

¿Dos meses sola en Japón? Qué valiente eres.

·

«Follow your Karma», dice la camiseta de un hombre en el parque de la paz en Hiroshima.

·

Cuando veo una flor, ella también me ve a mí.

·

Aprendo a mirar las formas de otra forma.

·

Los campesinos cruzan los arrozales en bicicleta con sombreros puntiagudos.

·

Detenerse, identificarse y abandonarse a la fragilidad del mundo cambiante.

·

Japón es una sensibilidad. Las palabras comunican sensaciones.

·

Percibo al igual que una roca lo haría con otra.

·

Cuando viajo, no sé en qué día de la semana vivo.

·

El universo y la vida deberían vivirse al igual que través de las flores de un árbol: siempre a punto de perecer.

·

Hoy no debería hacer nada, solo escribir.

·

Creo que va a haber un cambio después de mi último viaje. La frescura de la escritura.

·

La estética y cultura japonesas que conocemos, ¿pertenecen solo a una élite?

·

En los baños me siento igual que en un templo sintoísta. En el templo sintoísta me siento como en un baño.

·

Voy a salir por la noche. Voy a pasear de madrugada. Voy a disfrutar de las calles estrechas y silenciosas en la oscuridad. Voy a volver al hotel cuando me dé la gana. No hablo japonés pero voy a viajar por primera vez tranquila.

·

¿Qué querrías que se conservara en el mundo y sobreviviera?

·

Tengo unos veinte cuadernos de viaje que he escrito a lo largo de dos décadas. El primero lo hice entre Damasco, Palmira y Alepo. No sé cuándo fue pero un día dejé de tener uno para la vida y otro para el viaje. Los cuadernos se convirtieron en diarios.

·

Desde que vivo en Menorca y paseo por los acantilados y el mar, me fijo más en las rocas de los jardines japoneses.


Cuadernos perdidos del Japón se presentará en el Fórum de la librería Altaïr de Barcelona el próximo martes 4 de mayo a las 18:45, con la participación de Patricia Almarcegui, Olga Subirós, Jesús Aguado y Rafael Bueno. Más información e inscripciones para participar, aquí

En la cabecera, detalle de la portada del libro, realizada por Olga Subirós.