La historia de los pueblos interiores de la provincia de Soria la explican sus pastores. Los que avanzaban con sus rebaños bajo el intenso calor del verano y el crudo frío del invierno por las vías de la trashumancia. Esos caminos que pasaban por Vinuesa, Salduero, Covaleda, Molinos de Duero… y se entrecruzaban con el río, que seguía su propio curso, como lo hacían los pastores.

Se casaron  Miguelín  y Gema. El trece de octubre, antes de que empezara el invierno.  Lo dice un cartel enorme que, a falta de publicidad, proclama los nombres de los novios y el día de la boda con letras gigantes, rodeadas de lunares rojos. Ahí quedarán los nombres y los lunares hasta que llegue otra boda y los amigos del novio se suban a alguna escalera bien alta a repintar el cartelón, plantado en la ladera de un monte, a la orilla de la carretera que va a Soria por la sierra de Cameros. «Son cosas de los mozos», dirán los de allí meneando la cabeza, y puede que sonrían, acordándose de cuand...


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