Soria es territorio de setas. Más de 700 especies ofrecen a los cocineros infinitas posibilidades para hacer de la gastronomía soriana una experiencia única. Los platos huelen a los bosques que pueblan este territorio del que el Duero es protagonista. Pero hay mucha vida más allá de los hongos: el torrezno, la mantequilla y los primeros vinos que ve el río en su recorrido.
Se sabe que el gusto y el olfato están íntimamente relacionados. Si alguien despertara de pronto en Soria sin otra referencia, olería rápidamente a monte, a jaras, a pino, a roble… a campo. Podría darse cuenta, sin demasiada perspicacia, que los platos están muy ligados a la tierra y al bosque. No podría ser de otra forma. Soria es el territorio Fungi por derecho propio. Aproximadamente 700 especies de hongos —muchos comestibles— fructifican cada año en sus pinares, robledales, encinares, praderas, pastizales y riberas. Y en torno a esta riqueza micológica han surgido iniciativas de todo tipo (cursos,...
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