Al comienzo de la crónica dibujada que reproducimos a continuación, Sarah Glidden se pregunta acerca de las connotaciones peyorativas de la palabra “turista”, al tiempo que se presenta precisamente como tal. Y enseguida su dibujo comienza a alternar las viñetas descriptivas de su viaje italiano con las colecciones de objetos y gestos que va recopilando a medida que avanza su ruta aproximadamente turística. Porque es consciente de que esa es la doble dimensión del viaje: la observación y el archivo, el presente enseguida convertido en pasado, el souvenir como objeto más mental que físico (pero que se vuelve físico cuando se plasma en el papel).
Esa hiperconciencia de sí misma como sujeto crítico en movimiento tal vez sea el rasgo más llamativo de la poética de la artista norteamericana, que ha pasado la mayor parte de su vida en los Estados Unidos, pero también ha residido en Argentina y en otros lugares. Los dos libros que ha publicado hasta el momento pueden leerse, de hecho, como ...


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