Los grandes cronistas, estudiosos e interesados en el trabajo de Altaïr Magazine no sólo escriben y reportean; también paran a cuestionarse, a cuestionarnos. Y, a veces, paran hasta a comer. Previa charla sobre la crónica, el periodista Martín Caparrós se reunió en torno a una mesa de Altaïr Café con otros periodistas, críticos, editores y creativos. Juntos bucearon en las formas de la literatura para contar la verdad, en el «yo» y por supuesto, en el vino.

También en la voluntad temporal: «Me gustaba que en la palabra crónica se escondiera el tiempo: Cronos, el comedor de hijos. Siempre se escribe sobre el tiempo, pero una crónica es muy especialmente un intento siempre fracasado de atrapar lo fugitivo del tiempo en que uno vive. Su fracaso es una garantía: permite intentarlo una y otra vez —y fracasar e intentarlo de nuevo, y otra vez», reflexiona Caparrós en el prólogo de Lacrónica.

Nuestro cronista gráfico Pedro Strukelj, entre cucharadas y tragos, inmortalizó con sus rotuladores, como de costumbre, aquella cita de colegas que hablaban sobre realidad, ficción y creación.