Este es mi sitio / y esta es mi espina / Iberia sumergida
Héroes del Silencio
Una infancia es como un pueblo sumergido: nunca vuelve. Para combatir esa pérdida, Jesús Moncada escribió un poema justo antes de que echaran abajo su casa y su pueblo y alagaran el escenario de su niñez. No quería con ello conmover a los pantaneros, como llamaban despectivamente a los trabajadores de la Enher en el pueblo, solo pedirles respeto. Y despedirse de las piedras. Tras su muerte, su hermana encontró el poema en un cajón y las palabras se convirtieron en una placa que mira al Ebro desde los restos de la casa. Que mira al Ebro y al niño que habitó lo hoy inhabitable: entre los escombros ahogados está él. Cuentan que, al lanzarlas al agua, sus cenizas se quedaron un tiempo sobre la superficie. Se negaban a volver. ¿Cómo regresar a un lugar que ha dejado de existir?
«Enruna-la, si cal / però sense escarnir-la. / El que els teus ulls prendran per argamassa i pedra / és dolorida pell d'uns altres dies; /...
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