Cuando J.A. Bayona y Mario Torrecillas entraron el aula de la escuela Corail-Cesselesse de Haití quedaron impresionados. «No había nada. Nada —dice Mario—. Unas cuantas sillas y una pizarra. Nada menos. Porque en aquel vacío, la pizarra se extendía como un lienzo». Los dos directores se miraron. Enseguida desenfundarían las […]
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