El Valle de Arán es la última esquina que une o separa, según se mire, Cataluña de Francia.

Debido a su privilegiada situación biogeográfica, con influencias climáticas atlánticas y mediterráneas, los valles y montañas aranesas son uno de los hábitats naturales de más calidad de toda la cordillera pirenaica.

Arán, rodeado de grandes cumbres de alrededor de 3.000 metros —con su compleja e inaccesible orografía— conserva en sus valles arrinconados y en sus húmedos y frondosos bosques una naturaleza salvaje repleta de biodiversidad, única en Europa.

Más de 30 ejemplares de oso pardo viven en la actualidad en las montañas que rodean el Valle de Arán.

Los ejemplares de osos pardos pirenaicos —más de 30 en la actualidad— ocupan las zonas más agrestes y escarpadas del Valle de Arán, lejos de las actividades humanas. Los osos de estas montañas se alimentan de los recursos que, según la época, ofrece el medio natural (plantas tiernas, bayas silvestres, frutos secos, carroñas…) y su éxito reproductor actual (4 osas con 7 oseznos en 2015) es una gran noticia para la continuidad de la especie en estas montañas y para todos los amantes de la naturaleza.